Conocí de primera mano, con la complicidad de una fogata y los amigos a mi alrededor, la historia de un perro solitario, negro y grande más allá de lo imaginable, que, según nuestro viejo narrador, estaba aquí para encaminar las almas al más allá. Beltz, me vuelve a acompañar, y con él inicia la travesía a una historia más compleja que tendrá mayor peso en los siguientes volúmenes.